Si para viajar en familia, buscar una habitación familiar muchas veces supone rizar el rizo (aunque cada
vez son más las que se pueden encontrar), y que se trate además de una reserva que cuente con
desayuno (lo que suele traducirse en una mayor comodidad y economía de
la estancia familiar), este tercer requisito, el que el hotel esté céntrico, a veces supone tener que trillar bien la red para encontrar la mejor
opción.
Los buscadores, que cada
vez nos ponen la tarea más fácil, a veces nos indican la distancia a la que se encuentra cada hotel del centro, y para no llevarnos
sorpresas con el baile de estrellas (en muchos países no responden a la calidad
que dependiendo de su número esperamos y comparamos con las españolas)
vale la pena escuchar la opinión de los viajeros y viajeras. También es cierto que en más de un caso tendremos que renunciar a algunos requisitos que
en este tipo de inmuebles, si se trata de una ciudad con casco histórico, están
limitados por su situación, pero hay otros, como son por ejemplo la limpieza, innovación, trato o relación
calidad-precio, que dependen del hotel independientemente de su ubicación.
CALIDAD Y TIEMPO
Una buena opción es,
según la ciudad, y tras conocer los puntos fuertes una vez visto el mapa, trazar una distancia máxima de un par de kilómetros, distancia que alargaremos según lo que estemos dispuestos a caminar. O si nos compensa, hacer uso del transporte público.
Cuando hay poco tiempo, mucho que ver y ganas de perderse por plazas y callejuelas, tener el alojamiento cerca es calidad para el turismo familiar. Y desde luego, si viajamos sin coche la mejor opción. Pero si viajamos con coche, también es cuestión de hacer números...porque a veces lo que nos podemos ahorrar por un lado en un hotel en las afueras, nos lo gastamos luego en gasolina, parking o transporte y en el oro de nuestro siglo ¡en Tiempo! A no ser que nos compense, pese a los pocos días que tenemos, el valor añadido que podamos encontrar en el hotel alejado del casco histórico. Todo es cuestión de encontrar el equilibrio entre pros y contras y lo más adecuado para todos los miembros de la unidad familiar.
Cuando hay poco tiempo, mucho que ver y ganas de perderse por plazas y callejuelas, tener el alojamiento cerca es calidad para el turismo familiar. Y desde luego, si viajamos sin coche la mejor opción. Pero si viajamos con coche, también es cuestión de hacer números...porque a veces lo que nos podemos ahorrar por un lado en un hotel en las afueras, nos lo gastamos luego en gasolina, parking o transporte y en el oro de nuestro siglo ¡en Tiempo! A no ser que nos compense, pese a los pocos días que tenemos, el valor añadido que podamos encontrar en el hotel alejado del casco histórico. Todo es cuestión de encontrar el equilibrio entre pros y contras y lo más adecuado para todos los miembros de la unidad familiar.